Humildad es cuando comprendemos quiénes somos, qué traemos a otros y dónde necesitamos ayuda. Cuando verdaderamente operamos con humildad, nos enorgullece quién somos sin arrogancia. Una persona humilde no requiere de aprobación o validación constante, sino busca reconocer las contribuciones de otros.
A todos nos gusta tener la razón, pero la verdad es que todos cometemos errores. Se requiere voluntad para admitir que nos equivocamos. ¿La buena noticia? Elevarás tu liderazgo instantáneamente si eres humilde, porque los demás verán en ti a una persona honesta y obtendrás más oportunidades de crecimiento personal.
Ser humilde no es pensar menos de ti mismo, sino menos en ti mismo. Por eso, te invitamos a hacer algo bueno por alguna persona esta semana. La colaboración es parte fundamental de la humildad. Sirve a otros, da ese paso y verás cómo tu satisfacción personal también aumenta.
Si quieres puedes practicar con un termómetro de humildad: pídele a otras personas a las que les tengas confianza y te conozcan bien que te digan cómo te ven en cuanto a este tema. ¿Qué tan humilde eres? ¿Qué tan rápido reconoces tus errores? Verás grandes beneficios si te atreves a verte con los ojos de alguien más.