Transparencia es autenticidad y honestidad. Cuando somos transparentes, somos honestos y genuinos. Vivimos con integridad. Lo que somos en el interior y lo que aparentamos ser en el exterior es lo mismo. No tratamos de convencer a otros acerca de quiénes somos. En lugar de ello, nos revelamos a nosotros mismos siendo leales a nuestros valores, creencias y convicciones. Somos vulnerables y no auto-protectores. Eso se demuestra por nuestra voluntad de reconocer nuestras limitaciones, expresar nuestros temores y exponer nuestros errores.
Cuando somos transparentes, somos sinceros en nuestra comunicación con otros. Las personas no escuchan una cosa de nosotros y ven otra. No tratamos de ocultar hechos, torcer la verdad o cubrir lo que hemos hecho. No tenemos una agenda oculta. En lugar de ello, nos expresamos con honestidad e intenciones puras. No tratamos de influenciar a otros a través de la manipulación. En lugar de ello, buscamos ser verdaderamente entendidos. Nos disciplinamos a nosotros mismos para revelar nuestras emociones de forma sana para promover el progreso.
Todos estos conceptos nos llevan a pensar indiscutiblemente a admirar a una persona transparente. Si deseas fortalecer tus niveles de transparencia, puedes poner en práctica alguna de estas recomendaciones:
1. Sé honesto contigo mismo. Has un listado de tus fortalezas y debilidades de carácter.
2. Examina tus verdaderos motivos: únicamente los motivos puros y desinteresados se mantendrán ante el escrutinio de otros.
3. Comprométete con la humildad: factor esencial para ser transparente.
4. Pídele a alguien en quien confías que te dé una crítica constructiva: siempre es bueno crecer y ser vulnerables.
La transparencia te hará tener relaciones más cercanas, podrás dirigir e influenciar a otros. Comprométete a ser un líder transparente.
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