Existe una expresión que dice, “La experiencia es el mejor maestro.” Esto no es verdad. La experiencia sola no puede enseñar: la experiencia evaluada sí. Cuando dedicamos tiempo a reflexionar después de una experiencia, somos capaces de aprender lecciones. Si no hacemos una pausa para analizar qué hicimos mal, qué hicimos bien, qué debemos repetir y qué no debemos repetir, no estaremos beneficiándonos.
Estudia las vidas de los grandes personajes que impactaron el mundo, y descubrirás que en todos los casos dedicaban una gran parte de su tiempo para pensar a solas.
Detenerse para reflexionar es una de las actividades más valiosas que podemos realizar para crecer. Tiene un valor superior a la motivación o inspiración. ¿Por qué? Porque hacer una pausa nos ayuda a asegurarnos que estamos en el camino correcto. Después de todo, si alguien está en el camino incorrecto, no necesita motivación para acelerar. Necesita detenerse, reflexionar y cambiar el curso.
Guarda un tiempo en tu agenda diaria para reflexionar. Regálate ese espacio, porque a partir de él obtendrás sabiduría y aprenderás a vivir conforme a prioridades. Ponte la meta de escribir tus lecciones diarias. Con ese simple paso, estarás conservando la joya más grande, que es el aprendizaje. Podrás revisar tus notas más adelante y te sostendrás en estos pilares para no cometer los mismos errores.
¿Estás dispuesto a invertir tiempo en ti? Verás grandes beneficios si te atreves tomar un tiempo diario para reflexionar.