Por: Walter Martinez
La palabra liderazgo ha cobrado una relevancia muy grande en las últimas décadas. En prácticamente todas las áreas de la vida, ser un líder es una característica casi indispensable, en la familia, en la empresa, en el gobierno, en el deporte, etc. Podríamos enumerar cada una de las facetas del ser humano y el liderazgo seguirá apareciendo como un tema inherente para alcanzar el éxito.
Lo anterior nos lleva a pensar que el liderazgo es entonces una serie de cualidades que se ponen a trabajar para dirigir diferentes tipos de retos, iniciativas, emprendimientos, sociales, etc. Pareciera que podemos definir “liderazgo” como algo que se ejerce y como algo que es intrínseco a la persona.
Podemos imaginar a un líder colocándose su máscara adaptada a las circunstancias y diciendo la famosa frase “show time” cuando van a asumir su rol o función de liderazgo. Aunque estos casos existen, este tipo de liderazgo es uno que no tendrá mucha duración ni influencia profunda en sus seguidores; porqué? Porque un liderazgo con estas características no está fundamentado en la autenticidad y auto conocimiento del líder.
A continuación profundizo sobre esta aseveración:
La crisis de salud, social y económica que hemos vivido en los últimos casi dos años ha puesto al descubierto la falta de confianza y el descrédito que tienen las personas e instituciones responsables de asumir el liderazgo desde sus respectivas plataformas.
Qué haría falta entonces para tener un liderazgo confiable? Llamaremos a esta característica “liderazgo auténtico”. Pero definamos qué cosas tiene que tener un líder auténtico o qué se necesita para ser un líder auténtico? Veamos:
1. Tener auto conocimiento y conciencia de sí mismo: Un líder auténtico tiene pleno conocimiento de sus fortalezas, pero también de sus debilidades. Por lo tanto, sabe cuándo y dónde potenciar sus cualidades positivas y en qué momento o circunstancias necesita apoyarse en otros. No tiene miedo en aceptar que tiene debilidades y es abierto en compartirlas con sus seguidores. Un líder auténtico no puede serlo si primero no se conoce y acepta a sí mismo.
2. Transparencia: Un líder auténtico se presentará tal cual es, evitará colocarse esa máscara que mencionamos antes y buscará a partir de ahí unir a un equipo que pueda alcanzar los objetivos comunes. Esa transparencia permitirá al líder presentar una visión clara a sus seguidores y esa humildad de presentarse a pesar de sus debilidades o miedos hará que el equipo que lo acompaña lo acuerpe con la mejor actitud.
3. Independencia y objetividad: Un líder auténtico tomará todas las opiniones que reciba y las considerará sin prejuicios ni favoritismos. Usará toda la información de la que disponga para tomar las mejores decisiones en beneficio del objetivo común y no de intereses personales.
4. Valores internos sólidos: Los principios y valores de un líder auténtico lo harán resistir a las presiones de personas situaciones y no buscará “excusas” para tomar decisiones equivocadas o desviadas de su sistema de creencias y su misión como líder. El tema de la “integridad” comentado en artículos anteriores en este medio nos hará comprender mejor lo que significa e implica este punto.
Permítanme mencionar a un autor que admiro mucho, Jim Collins, autor del exitoso libro “Good to Great”. En este extraordinario libro, el cual les recomiendo mucho, Collins etiqueta al nivel más alto de liderazgo, como el “líder de nivel 5”. Este tipo de líder posee un gran nivel de humildad personal y una voluntad férrea.
Un “líder nivel 5” no es producto de la casualidad, es el resultado de un consciente y disciplinado proceso de auto conocimiento y aceptación de fortalezas y debilidades. Este tipo de líder no depende de que le estén alimentando el ego, porque acepta y trabaja por servir desde donde esté ejerciendo su rol de líder.
Como experiencia personal, Dios me ha permitido servir en diferentes niveles y plataformas y puedo concluir que esa lucha permanente por auto conocernos y ser fieles a nuestros valores y sistemas de creencia es un reto que debemos abrazar cada día, aunque en ocasiones no logremos satisfacer a todos los que nos observan o siguen. Sin embargo, esa autenticidad demostrada consistentemente es la que genera la confianza que a pesar de nuestros errores seguimos cosechando.
No olvidemos nunca que ser auténticos siempre será mejor que ser estratégica y convenientemente adaptados a la circunstancias u objetivos personales.