A Francisco de Asís se atribuye una frase que dice: “Predique el evangelio en todo tiempo y de ser necesario usen palabras”. Más allá de la confrontación dogmática que puede generar esta afirmación, prefiero rescatar y enfatizar un mensaje claro y profundo que la misma encierra, seamos consistentes entre lo que creemos y hacemos.
Otro ejemplo bíblico, quizá bastante más claro lo encontramos en el libro de Mateo; en el capítulo 7 leemos que “…todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced vosotros con ellos…”.
También quiero tomar conceptos de la programación neurolingüística, que algunos definen como un arte y a la vez una ciencia de la excelencia personal. La Programación neurolingüística se puede definir como un modelo de comunicación que nos explica el comportamiento humano. Este arte-ciencia se define también como una herramienta que desarrolla habilidades para alcanzar estados de excelencia en comunicación y cambio.
Ahora, un par de conceptos muy interesantes de John Maxwell sobre “liderazgo”: El liderazgo representa la facultad de mejorar a las personas en un área, a través de la guía u orientación del líder, definiendo al líder como aquél que tiene capacidad de influencia, a través de la cual sus seguidores (subordinados) mejoran sus aptitudes y capacidades.
También explica Maxwell el corazón del liderazgo y lo define como el servicio a los demás primero, antes que a uno mismo. Como apoyo a esta corriente del liderazgo de servicio, Zig Ziglar indica que “si ayudas a las personas a obtener lo que quieren, te ayudarán a conseguir lo que quieres”.
Ahora bien, entre el concepto de Francisco de Asís, la sabiduría que enseña la Biblia y los conceptos de John Maxwell, pasando por la teoría de la programación neurolingüística, se hace mucho más relevante “el ejemplo”.
Muchos seguidores, antes de seguir al líder son observadores; es decir, que cuando escuchan a alguien transmitir conceptos interesantes o atrayentes, inmediatamente verán si sus acciones son coherentes con sus palabras y sobre todo si sus resultados son coherentes con sus conceptos y acciones. A esto es a lo que yo le llamaría “liderar con el ejemplo”.
Hoy leí un mensaje escrito por un gran profesional que dejó recientemente una organización. Su mensaje decía: “Las personas no abandonan malas organizaciones o trabajos, las personas abandonan a malos líderes”. Esta afirmación confirma todo lo dicho anteriormente, si no hay coherencia entre lo que pensamos, decimos y actuamos, nuestro liderazgo estará seriamente comprometido. Recordemos que nosotros no nos auto nombramos líderes, somos líderes cuando una persona decide seguirnos y podemos influir en ella positivamente, y eso sólo se dará cuando reflejemos nuestros pensamientos y conceptos en nuestras acciones.
Liderar con el ejemplo no debería ser tan complicado, se trata solamente de ser fiel a nuestras creencias, principios y valores. Finalmente, no se trata de ser perfectos, estamos demasiado lejos de pretender tal imposible, pero sí de ser coherentes, confiables y fieles a aquello que creemos.
Por Walter Martinez
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