Por Jazmine Furlán, Junta Directiva Guatemala Próspera
¡Hola! Te apuesto a que, como yo, has sufrido decepciones, frustraciones, tristeza, angustia y dolor. A veces, parece que los momentos difíciles abundan más que los felices, ¿verdad que sí? Te quiero contar cómo interpreto esa realidad y de qué forma le saco provecho.
Últimamente he enfrentado más dificultades de lo normal. La vida me ha dado un vuelco porque decidí salir de mi zona de confort para crecer, y crecer duele. Así que cada vez que siento dolor, me reconforta pensar que es porque estoy creciendo, porque estoy avanzando en el cumplimiento de mi propósito.
Es más, me he propuesto canalizar esa energía del dolor como combustible que me impulse a servir más a quienes me rodean. ¡Imagina cuánto podemos contribuir dado que nuestro dolor es tan abundante! Entonces, sucede la magia, porque servir a los demás nos llena de tal forma que la tristeza se convierte en alegría.
¿Cómo podemos procesar el dolor para contribuir? ¿Cómo podemos convertir una experiencia negativa en crecimiento personal?
Lo primero es admitir ese sentimiento, aceptarlo, reconocer que cierta situación nos duele. He aprendido que el dolor SE ABRAZA, sí, se abraza. No se trata de ser masoquistas y decir: “¡Ay, cómo disfruto sufrir!” Más bien se trata de decir con valentía: “Sí, esto me duele, lo acepto para manejarlo y transformarlo a mi favor”. Para lograrlo te explico estos pasos prácticos.
Paso 1: Identifica lo que estás sintiendo: dolor, tristeza, abandono, enojo.
Paso 2: Admite tus sentimientos.
Paso 3: Acepta la realidad y deja ir la emoción, perdonando y perdonándote.
Luego de este tercer paso, se podría decir que llegamos a una encrucijada donde tenemos dos opciones: escojo seguir con el dolor o escojo canalizarlo hacia mi propósito, escojo alimentar ese dolor o escojo usar esa energía para contribuir, para ayudar a los demás y tender una mano. ¡Es una oportunidad de oro! Casi que parece escoger entre la vida y la muerte porque aferrarnos al dolor nos impide vivir de verdad.
A ver, pongámoslo en perspectiva. Ayudar a alguien o tender una mano cuando estamos fuertes y sentimos que podemos con el peso de la otra persona es una cosa, pero cuando estamos en el suelo, apuñalados y cansados sentimos que somos nosotros quienes necesitamos que nos de una mano, así que requiere coraje levantarnos de nuestro dolor para a ayudar o cargar a alguien más. ¡En ese momento se revela tu grandeza! ¡Ese es tu mejor momento para dar el paso número cuatro!
¿Cuál es? Seguir adelante, dar un paso más, asegurarte de poner un pie adelante del otro, no detenerte. Algunos días darás pocos y pequeños pasos tambaleantes; otros días darás muchos y grandes pasos fuertes… lo importante es que no dejes de avanzar, que no te quedes estancado dando vueltas en el mismo sitio.
Recientemente experimenté muchos dolores juntos que venían de todos lados. Al mismo tiempo varias personas a mi alrededor también atravesaban momentos difíciles, así que decidí tomar mi dolor para que fuera la fuerza que me permitiera apoyar a otros, llevar una palabra de ánimo, esperanza, fortaleza y confianza. Al hacerlo, sentí estar en el camino indicado, ¡dando pasos hacia un propósito más grande! Puedo decir que Sí ES POSIBLE. Aunque estés enfrentando el día más duro, ES POSIBLE usar tu vida para contribuir.
Comprendí mejor esto cuando una mujer que quiero y admiro me contó su experiencia en un hospital nacional el día que dio a luz a su bebé.
Cuando los doctores la atendieron, le dijeron que no estaba lista para dar a luz y se fueron a dormir. “Mañana vemos cómo va”, le dijeron, pero ella gritaba de dolor. A su lado había otra mujer que, al ver su agonía, le dijo: “Llevo dos días igual que usted, pero si lo necesita, yo me levanto y la ayudo”. Así lo hizo y juntas, las dos solas, trajeron al mundo un bello bebé que ahora tiene un año y medio.
Aunque estés atravesando un gran dolor, no olvides ver a tu alrededor para compartir fe, luz y esperanza. Si motivamos a otras personas a no darse por vencidas, estaremos contribuyendo con el nacimiento de algo hermoso.
Te dejo dos frases que han inspirado mi vida para que también inspiren la tuya, las dijo Sir Winston Churchill. Toma nota. La primera es: “Llega un momento especial en la vida de todos, ese momento para el cual nacimos, cuando vemos esa oportunidad, cumpliremos la misión para la que estamos singularmente calificados. En ese momento encontramos la grandeza. Esa es nuestra mejor hora”.
Y la segunda es: “Nunca te rindas, nunca te rindas, nunca, nunca, nunca en nada, grande o pequeño, importante o insignificante, nunca te rindas”.
Usar tu dolor como energía positiva no siempre hará que disminuya, pero te reconfortará saber que lo estás aprovechando con propósito y eso te hará sonreír. ¿Qué dolor estás enfrentando ahora? ¿A quién puedes ayudar porque sabes que también sufre?
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